Receta de las de toda la vida. Delicioso pollo con sabor a ajo.
Desde luego, al que no le guste el ajo, que no pruebe este plato. Aunque si pones pocos ajos –o ninguno-, sigue quedando un pollo guisado exquisito.
Lo ideal es usar un pollo entero cortado en trozos pequeños. Yo he utilizado muslitos. Utilizad las partes que más os gusten, a ser posible con hueso. Si queréis, podéis quitar la piel para que el guiso sea menos aceitoso y más sano.
Doy cantidades para dos personas, pero tomadlo más como una guía que como medidas precisas y concretas.
Ingredientes:
– 8 muslitos de pollo.
– 8 dientes de ajo.
– Vino blanco.
– Sal y pimienta.
Procedimiento:
Lavar el pollo. Secarlo bien y salpimentarlo. Reservar.
Pelar los ajos y freírlos lentamente en abundante aceite, sin que lleguen a quemarse, pues amargan. A los 5 minutos, sacar y reservar.
En el mismo aceite, freír el pollo hasta que esté bien dorado por todas partes. Agregar un buen chorro de vino blanco y dejar que evapore. Incorporar los ajos y caldo hasta casi cubrir y guisar unos 30 minutos, removiendo de vez en cuando.
Emplatar y listo.