Sabrosas croquetas de gambas, cremosas y de delicado sabor.
Esta es mi tercera receta de croquetas (tras la de jamón y la de El Echaurren). Esta vez es de marisco. Y apuntar como dato importante que buena parte del sabor viene dado por el uso de un buen caldo de marisco concentrado. Podéis usar uno comercial o uno casero (como mi caldo de pescado y marisco) y reducirlo.
Por descontado que unas buenas gambas darán mejor resultado que unas malas. Yo utilizo unas congeladas que están francamente buenas.
Y, como para todas las croquetas, la bechamel bien trabajada durante 25 o 30 minutos.
Con las cantidades que doy salen unas 30 croquetas.
Ingredientes:
– Gamba pelada cruda: 250 gr.
– Caldo de marisco concentrado: 200 gr.
– Leche: 800 ml.
– Nata líquida: 200 ml.
– Cebolla: 110 gr.
– Harina: 100 gr.
– Mantequilla: 80 gr.
– Huevos: 2 u.
– Harina y pan rallado.
– Sal y pimienta.
Procedimiento:
Pelar y trocear la cebolla y picarla muy fina. Reservar.
Lavar las gambas y escurrirlas bien. Quitarles el intestino y picarlas bien fino. Reservar.
Poner dos ollas al fuego. Colocar en una de ellas la leche junto a la nata líquida (no debe llegar a hervir). Al mismo tiempo, poner en la otra olla la mantequilla.
Cuando esté derretida, incorporar la cebolla y añadir una pizca de sal. Sofreír unos minutos hasta que empiece a ablandar. Añadir las gambas y sofreír un par de minutos. Añadir el caldo y remover hasta que se evapore.
Incorporar la harina y remover durante cinco minutos para que se tueste.
Ir añadiendo, cazo a cazo y lentamente, la leche caliente mientras se remueve la mezcla, hasta haberla incorporado toda.
Salpimentar y trabajar durante 20 o 25 minutos sin parar. Volcar sobre una bandeja y cubrir con papel film, poniendo este en contacto con la masa para que no haya aire y se seque.
Dejar que se atempere y reservar en el frigorífico hasta el día siguiente.
Formar vástamente las croquetas usando un par de cucharas y reservar.
Pasarlas por harina, acabar de darles forma, por huevo batido y por pan rallado. Reservar. Este es el punto en que se pueden guardar en el congelador.
Freír en abundante aceite a 180º hasta que doren. Escurrir en papel de cocina y servir calientes.